por Federico Adam Hortelano
Publicado en el Diario Ideal de Jaén. 15 de enero de 1986
Veinticuatro horas antes del fallecimiento en Úbeda del escultor Francisco Palma Burgos, nos llegada la noticia del fallecimiento en Granada del padre jesuita Rafael Villoslada. Dos hombres, dos vidas que por diversos caminos puede decirse que casi marcharon paralelas y unidas marcando una mis linea, su amor a Dios y su amor a Úbeda.Publicado en el Diario Ideal de Jaén. 15 de enero de 1986
Recordamos los primeros pasos del padre Villoslada cuando con un tremendo afán buscaba una casa para su fundación. Sabemos de la gran obra de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia (SAFA) y de la muy larga serie de vicisitudes que el encorvado padre tuvo que sufrir y supera hasta ver la obra en marcha y más tarde poder contemplar sus notables frutos, de los que se beneficiaron y siguen beneficiándose cientos y ciento de niños ubetenses y de toda Andalucía.
Fuimos testigos de los contactos del padre Villoslada con Paco Palma, para legar a Úbeda uno de los más notables monumentos que enriquecen la ciudad, al realizar el escultor, por encargo del padre fallecido, el maravilloso retablo que en piedra representa la figura de Cristo llevando de la mano a jóvenes de origen modesto en busca de caminos del saber y del trabajo. Nos referimos a la fachada principal de la iglesia de Cristo Rey, de los PP. Jesuitas.
Francisco Palma Burgos había manifestado su deseo de morir y ser enterrado en Úbeda, cumpliéndose este en la tarde del 1 de enero de 1986. Paralelamente, el padre Villoslada, en diversas ocasiones y hasta incluso lo llevaba anotado en su bloc de bolsillo, quería ser enterrado en la iglesia de Cristo Rey, en la cripta que él viera construir. Su deseo (por el momento) no ha podido ser cumplido por causas de fuerza mayor. Parece ser que pasado el tiempo reglamentario será trasladado de Granada a Úbeda para su reposo definitivo.
Rafael Villoslada Peula recibía sepultura en la tarde del 31 de diciembre. Francisco Palma Burgos llegaba a Úbeda para morir y ser enterrado en la tarde-noche de este mismo día.
Dos vidas casi paralelas, con dos amores también iguales. Amar y servir a Dios y amar a Úbeda hasta desear que sus cuerpos reposen bajo su tierra. ¿Por qué no para estos dos grandes ubetenses los nombre de dos importantes calles de la ciudad?.
