Manuel Martell López
Con alforja de sal, por el sendero
del arte, de la luz y la belleza,
a Úbeda llegaste con franqueza
y sus torres te hicieron prisionero.
Paco Palma, de origen marinero,
pilotaste la gubia con destreza
y tú sigues estando a la cabeza
como amigo, pintor e imaginero.
No quisiste morir en lejanía
de los trigos, las torres y el olivo...
¡Viniste a regalarnos tu agonía...!
Y, aunque ya, de la muerte seas cautivo
contemplado tus Cristos, cada día,
tenemos tu recuerdo siempre vivo.