Francisco Palma Burgos

UNO DE LOS GRANDES MAESTROS DEL SIGLO XX
Nuestra ciudad cuenta con una de sus últimas obras,
la imagen del Cristo del Perdón

por fernando salas pineda
Publicado en el nº 4 de la Revista Almería Cofrade. 1998


Con la desaparición de Francisco Palma Burgos el 31 de diciembre de 1985, se perdía uno de los últimos románticos del arte, un humanista del renacimiento, un artista en toda la extensión de la palabra, que tocaba todos los géneros con sabiduría y maestría, en definitiva, un hombre entregado a la creación cuya vida cuajada de éxitos contrastaba con la sencillez y la bohemia propia de un gran genio.

E
l hombre

Nace Paco Palma, que así era conocido entre sus amigos, en 1918 en la calle Cobertizo del Conde número 17 (hoy 23) en el populoso y malagueño barrio de la Victoria, domicilio conyugal del matrimonio Francisco Palma García y Purificación Burgos Fernández. Su infancia estuvo marcada por la huella de su padre, artista notabilísimo con el que se formó y aprendió, heredando como hijo varón mayor su taller. A los once años, con vocación precoz, asombra a todos realizando un retrato magistral del gran Salvador Rueda, es entonces cuando el ayuntamiento de Málaga lo beca en sus estudios. A los veinte años es nombrado Profesor Auxiliar de Modelado y Vaciado en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad natal, ocupando el mismo año el cargo de asesor artístico como escultor de la junta dereconstrucción Pro-Obispado. El Ministerio de Asuntos Exteriores le beca para cursar estudios en la Escuela de Be¬llas Artes en Roma, obteniendo la LAUREA en 1943. Fue Académico de número por elección de la Facultad de Bellas Artes de San Telmo, de Málaga y en Italia miembro de la Escuela Viterbina y miembro asociado de la Academia Tiberiana, de Roma, en calidad de pintor y escultor.


Paco Palma comenzó su carrera artística a la muerte de su padre cuando aún no contaba con 19 años de edad. Lo inesperado del suceso puso en sus manos la terminación de importantes trabajos y el inicio de otros. Pero pronto marchó a Madrid y luego a Úbeda donde ante la magnitud y cantidad de las obras le fue cedida la Iglesia de Santo Domingo, cerrada al culto tras la guerra civil, para montar un enorme taller en el que llegó a contar con hasta medio centenar de operarios entre vaciadores, sacadores de puntos, doradores, carpinteros, etc. En 1960 marcha a Italia, donde en la villa de Castel Sant´Elía, en la provincia de Viterbo, a sesenta kilómetros de Roma, abrió un nuevo estudio en el que el Picttore Burgos, como allí le conocían, o Il Profesore como le llamaban con afecto sus jóvenes discípulos, abandonó prácticamente las gubias para entregarse casi de forma definitiva al realismo en esencia de su pincelada firme conducida siempre en los seguros caminos de la armonía perfecta entre la luz y el color.

EI artista

Si como antes hemos dicho con tan sólo once años Palma Burgos nos asombra con el retrato de Salvador Rueda, en la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada en el Instituto de Córdoba el 2 de junio de 1936 fue galardonado con el primer premio su obra "Mater Dolorosa" un busto a tamaño natural donde sigue el más puro estilo manierista de Pedro de Mena y Medrano, hoy propiedad de la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte de Málaga. Tenía Paco Palma dieciocho años cuando afrontó su primera gran obra, la malagueña cofradía de la Zamarrilla le encarga el que sería su primer crucificado; en una carta a su hermano José María fechada en Roma en 1962 refiriendo a este trabajo le decía: "Yo modelé mi Cristo como homenaje a esta tradición, ablandé el barro que él dejó cogido en El Ejido, le di forma pensando siempre en él y el milagro se cumplió, porque fue papá quien modeló este Cristo mientras yo dormía sueños
ingenuos, él de madrugada daba forma al barro verde como una esperanza", naturalmente su querido padre había muerto y Palma ante el milagro de su primera obra llamó al Cristo "de los Milagros". Luego vendría el Cristo de la Buena Muerte, del que haría una versión personal del desaparecido de Pedro de Mena, el de la Sangre, la Piedad, la Humillación y los grandes y malagueñísimos pasos de carrete que creara para las Cofradías de la Esperanza, Gitanos, Buena Muerte, etc. Pero sin duda, y como él siempre confesó, sus mejores gubias las atesora la Semana Santa de Úbeda, donde prácticamente recreó por completo la Pasión de Cristo de la Entrada en Jerusalén a la Resurrección. Fue aquí donde cultivó con más fidelidad las trazas realistas de Benlliure y donde su obra alcanzó mayor reconocimiento, siendo galardonado con la medalla de plata de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1942 la dolorosa de grupo escultórico del Santo Entierro. Después de su periplo europeo y antes de asentarse definitivamente en Italia, muestra su obra en centro Europa y llamado por el restaurador oficial de la Catedral de Munich en Alemania realiza un crucificado. Ya en Roma trabaja fundamentalmente en la restauración, haciéndolo en la Capilla Sixtina, el palacio de los Borgia, en los frescos del Duomo de Nepi, así como en la ejecución del monumento al líder de la unificación italiana Giuseppe Garibaldi... No tendríamos espacio en esta revista siquiera para enumerar su obra imaginera, cuanto menos el apartado escultórico monumental, retablístico, pictórico o restaurador, hemos mencionado muy sucintamente aquello que pudo influir en su carrera y de lo que seguro será motivo de estudio por técnicos y estudiosos en los próximos años.

E
I éxito

Mencionar el palmares de Paco Palma sería igualmente tan prolijo como lo anterior, pero algunos de los galardones obtenidos nos dan cuenta del cariz del artista en el que hoy nos hemos fijado en Almeria Cofrade. A los ya mencionados añadiremos el premio nacional de arte Italiano al mérito artístico Leonardo D'Vinci en 1978, el Dante Aligheri, medalla de oro y diploma en la Exposición Internacional de Castello Farnesse en 1962, las medallas de oro de las ciudades italianas de Vía Marguta, Castell Sant´Elía, Neppi, Foggia, Visso, Ministerio de Turismo y Guerra, Exposición Extemporánea en 1961 y 1962, la Internacional de Pinturas de Gubbio en 1963, etc. Lo que viene a poner de manifiesto que Palma, como tantos otros grandes artistas, obtuvo mayor reconocimiento en Europa y especialmente en Italia, que en nuestro propio país.


S
u postrer y definitiva obra

En 1983 recibe el encargo del que será su último crucificado, el Cristo del Perdón de Almería, luego vendrían dos imágenes más, el yacente de Santa Cruz de la Palma y el Señor del Santo Suplicio de la Hermandad malagueña de la Zamarrilla en la que se concitan su primera obra el Cristo de los Milagros y esta última tras la cual y tan sólo dos meses después fallecería. Julio Trenas de la Real Academia de Artes de san Telmo y de la Asociación Española de Críticos de Arte hizo estas consideraciones sobre el último crucificado de Palma Burgos: "El Cristo del Perdón le ofreció al escultor una oportunidad anhelada: la de realizar un crucificado en agonía, hasta entonces sus numerosas imágenes de Cristo en la cruz mostraban el sacrificio consumado del Dios hombre. Cuando las manos de Palma apretaban el barro surgía el rostro divino pleno de grandeza en su augusto dolor. Era la tragedia vencida por el amor a los hombres. El patetismo remansado en serenidad y dulzura. Las siete palabras resumidas en una sola palabra de Perdón. ¡Qué lejos del pensamiento del artista la consideración de que en la arcilla exal¬tada iba fundiendo la evidencia de su propia muerte!."


L
a muerte

El 12 de octubre había asistido a la solemne bendición del Señor del Santo Suplicio, en su rostro se reflejaba el dolor de este último Cristo, en su cuerpo el castigo de la irreversible enfermedad; "con Zamarrilla empecé y con Zamarrilla termino", exclamó el propio Palma. Apenas dos meses después Francisco Palma Burgos dejaba este mundo para siempre, lo hizo como sólo saben hacerlo los hombres grandes y sencillos, de puntillas y sin hacer ruido, aprovechando la confusión del fin de año. Fue velado en la casa de la Cofradía de Jesús Nazareno las últimas horas de 1985, llevado a la tierra que tantas veces modeló el 1 de enero de 1986. Resistió los últimos latidos hasta su llegada a Úbeda en una ambulancia procedente de Málaga, cumplió así su voluntad de morir donde el gran místico lo hizo para cantar maitines en el cielo. Recibió sepultura amortajado con la túnica de la Cofradía del Cristo de la Noche Oscura del Alma en los enterramientos de la Cofradía del Cristo de la Columna de la que fue asesor artístico, el duelo se constituyó en una extraordinaria estación de penitencia acompañado de estandartes enlutados. Horas antes su hermano José María, le hizo una mascarilla a su mano derecha, esa mano fuerte y creadora que un día tuve la dicha de estrechar entre la mía débil y vacía de realidades.

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Rafael Poyato Crespo

Al hombre que encarna con su gubia maravillosa, la imagen de lo que siente su alma gigantescamente noble.

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