Homenaje cultural a Francisco Palma Burgos en el aniversario de su muerte

Publicado en el Diario la Crónica
Almería, 5 de enero de 1987

(Almería. De nuestra redacción).- Se ha editado una revista cultural en homenaje al Escultor-Imaginero y Pintor Francisco Palma Burgos en el primer aniversario de su muerte ocurrida el 31 de diciembre de 1985. La revista está realizada por amigos y familiares de este artista malagueño.

Ya a la edad de once años, Francisco Palma realizó un soberbio retrato de Salvador Rueda. A los veinte años es nombrado Profesor Auxiliar de Modelado y Vaciado en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Málaga, su tierra natal, ocupando el mismo año el cargo de asesor artístico, como escultor de la Junta de Reconstrucción Pro-Obispado.

El Ministerio de Asuntos Exteriores le proporcionó una beca para permanecer en Roma cuatro años. Obtiene la Laurea en 1943. Antes de partir a Italia, la Cofradía de la Amargura de Málaga le encarga su primer Crucificado, llamado "Milagros". A continuación talla su obra maestra, el Cristo de la Buena Muerte para sustituir al desaparecido de Mena.

Entre otras muchas distinciones era Académico de Número por elección de la de Bellas Artes de San Yelmo de Málaga. Expuso sus pinturas y esculturas dentro y fuera de España. En Madrid en 1943 realiza el trono del Cristo de Medinaceli, cuyo proyecto y ejecución fue ganado en concurso nacional.

Hasta en la Catedral de Munich, y expresamente solicitado por su restaurador oficial, hay un Crucificado salido de sus manos.

Hace unos años llega de nuevo a Italia. Le asombra la belleza de un lugar pequeñito llamado Castel Ste. Elías, provincia de Viterbo, y allí monta su estudio-torreón. Crea sus fórmulas para policromar, restaurar iglesias, practica nuevos métodos ideados por él en la ejecución de talla, dorados, repujado en cuero policromado, etc.

Durante su última etapa en Roma le otorgaron infinidad de medallas, títulos. La de Oro de la Exposición de Pintura Extemporánea, en 1962; la de Bronce en igual concurso en 1961; la de Oro del Ministerio de Turismo italiano, la Medalla de Cobre de Vía Marguta, etc, amén de varios premios en metálico, diplomas y menciones.

Un día volvió el Maestro, el Profesor, como le llamaban sus discípulos con cariño y afecto, a morir cerca de su Iglesia Románica, enclavada en su vetusta Úbeda.

Angeles Martínez Salvador dice en su articulo titulado "Un hombre distinto": "Francisco Palma Burgos fue sin duda un maestro, creó su estilo, su espíritu creaba una expresión propia, una expresión bondadosa. En su sentir y hacer diarios translucía un fuego interno, una sensualidad ante la vida, un humanismo sin límites, un tesoro que crecía minuto a minuto, talla a talla.

"Hablamos del hombre, de un malagueño de amistad contagiosa, sonrisa invencible y plenamente enamorado del arte, del barro, de lo humano, de lo divino...

"Su cuerpo correspondía con la vida calando la gota de optimismo que cautivaba incluso al más rudo corazón, porque en su mundo no existían la enemistad, el pesimismo, el desencanto, la evasión ni la desesperación; sino el compañero, la luz, la esperanza, el recogimiento y el gozo. Sus ataduras no eran materiales, sus vínculos eran de amistad, de raíces, de arte; su casa era el mundo y su actividad era ímpetu, por eso guardó un algo de su vida en todos los rincones; Málaga, Úbeda, Madrid, Italia..., allí donde hubiese sentimiento estaba él".

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Rafael Poyato Crespo

Al hombre que encarna con su gubia maravillosa, la imagen de lo que siente su alma gigantescamente noble.

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