De ilusión granada a realidad ilusionada


por Inocencio Felix Almarza Almarza *
publicado en el nº 16 de la Revista Perdón y Buena Muerte,
editada por la Hermanda del Cristo del Perdón de Almería con motivo del fallecimiento de Francisco Palma Burgos.

Toda empezó con una ilusión esencialmente juvenil. Pasado el tiempo y conseguido, al menos, el primer objetivo, la realidad sigue brillando ilusionadamente. Aquí reside sin duda el triunfo. Las esperanzas, la animosidad y la entrega no han quedado en el camino, convertidas en jirones por la dureza de la batalla (que podía haber sido la victoria pírrica), ni han sido apartadas por el enfriamiento de la metas alcanzadas.

Queda ya en el recuerdo el día en que un joven, marcado su rostro por la adolescencia fisiológica y emblema de un todavía pequeño pero afanoso grupo de muchachos, contaba sin apenas respirar el rocoso a recorrer para que la Hermandad Juvenil del Santo Cristo del Perdón contase con una imagen propia. No debería ser un Paso solemne ni barroco. Un simple Cristo en el momento de pronunciar desde La cruz las palabras del sumo amor:. "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen:".


Pero eso sí, la sencillez no debía ir reñida con la calidad artística. Sus deseos apuntaban a una unión expresividad/riqueza y sus pasos se dirigieran a lo más alto conocido), a pesar de silencios, desconfianzas y (¿por qué no decirlo?) oposiciones de los ya instalados en sus Logros cómodos y ajenos. Hubo, una perfecta sintonía entre la visión maduramente joven del grupo y la voluntad juvenilmente madura del artista. El fruto, consumidas sus etapas de siembra (apuntes), abonado (bocetos) y limpieza (retoques), recogidos el calor del barro y la calidez de la escayola, germinó en la potencia y belleza de la madera. La ilusión, que nunca soltó sus pies de la tierra (problemas económicos, contratiempos organizativos, comportamientos insolidarios sirvieron para mantenerla pujante y al mismo tiempo real) podía celebrar el triunfo de su materialización. La imagen del Cristo del Perdón desfiló por vez primera por las calles de Almería. La Hermandad Juvenil del Santa Cristo del Perdón encontró un templo para cobijarlo (todas las posadas de Belén estaban ocupadas; fue el relata evangélico, pero también el relato -perdón- almeriense). Sin alardes externos. En un ambiente sencillo, lo más cercano a la pobreza de Jesús: el inicio de una vivencia profunda, íntima y revolucionaria de la Muerte y Resurrección de Cristo.

La ilusión granada cumplió su fase. Pero ahora la realidad (el grano) conserva esa ilusión, lo que puede ser otro triunfo. El éxito no se ha subido a la cabeza del grupo. Todo lo contrario. Ha sido la espuela que anima a proezas superiores. El amor infinito de Aquel que perdonó a sus propios verdugos -presente en las creencias personales y en una imagen externa- constituye esa base y aliciente necesarios.




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Rafael Poyato Crespo

Al hombre que encarna con su gubia maravillosa, la imagen de lo que siente su alma gigantescamente noble.

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